viernes, 21 de diciembre de 2007

¡Feliz Navidad!

Si alguien se acercara y nos dijera: "Eh, cabrones, mancha de putas, ¡Feliz Navidad! y que el año que viene dejéis de joder la vida a los que os rodean, que ya está bien de tanto dar por culo, coño. Que sois muy grandecitos y tenéis los huevos y el conejo lleno de pelos pa' dedicaros a tantas tonterías. Disfrutad y amaros los unos a los otros", seguramente pensaríamos que esa persona no está bien de la cabeza o está bebido o simplemente es un barriobajero... Y nos olvidamos que en esta Navidad, y en todas, celebramos que Dios se hace hombre, como dice la escritura: No hizo alarde de su condición divina, se despojó se su rango y tomó la condición de esclavo... (Vamos, lo peor de la época alguien que se junto con bebedores, comilones y putas, probablemente ceceara, tuviera un pobre vocabulario, oliese mal, muchos pensaron que estaba loco... ) alguien, como el que antes nos felicitaba, y que nosotros, los sabios, los letrados, los entendidos... podemos llegar a despreciar -quitarle su valor- al igual que en aquel tiempo hicieron con Jesús, que fue la piedra que desecharon los arquitectos.

En el salmo 68 dice: "Y esperé que alguien se compadeciera de mí, y no lo hubo; y que alguien me consolara, y no lo encontré". Si podéis, echad un vistazo a esta lectura, comprobaréis que nos recuerda más bien al momento de la crucifixión pero ¿Quién nos dice que su sufrimiento no empezó naciendo solo en un establo frío y abandonado?
Desde la tradición hemos querido tapar el abandono a Dios y el alejamiento de sus caminos, su palabra... Quizá por eso hay tantos personajes en el belén, para que podamos sentir que tenemos cabida en él... que nosotros hubiéramos estado allí, seguro. Seguro. Como ahora estamos con él -aunque sea en cartón piedra, lienzo, madera o el material que haya querido el artista-, eso sí, cuanto más alejado de la materia humana mejor, que luego apesta.
Este artículo no es más que una campaña del nuevo producto que estoy tratando de lanzar para estas navidades, Eau de Dieu, una colonia para aquellos que tenemos una fe rancia. ¡Feliz Navidad! Perdón, quise decir felices compras, en qué estaría yo pensando.

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