martes, 17 de julio de 2012

Sin sentido

 "Algo se muere en el alma..."

Los amigos de Gines


Qué rápido se puede pasar de la alegría a la tristeza, de la ilusión a la desesperanza. Fontarrosa lo expresó muy bien. a mi entender: "¡Tenías que ser tú!", le dijeron a la gota que rebalsó el vaso. Y suele pasar que ponemos el foco en el último episodio, en el último suceso, en la última adversidad... pero no fue la gota, el vaso estaba lleno, lleno de sin sentidos, lleno de contradioses. 

Esta mañana soñaba con una vuelta gloriosa, esta noche solo soy capaz de pensar en cómo detener la hemorragia. Seguramente no será ni una cosa ni la otra, hay muchos días de por medio. Llegará el día 1 y empezaremos de cero, con dolor, posiblemente con resignación, pero a la vez con la mirada puesta en la vocación, en los niños, en los compañeros que estemos, en Cristo hecho hombre que nace en un pesebre... que es Él quien nos Salva. A mi madre le he escuchado decir cientos de veces que siempre hubo ricos y pobres. Los que lo tienen todo aunque no sepan apreciarlo y necesiten más, y aquellos a los que hasta lo poco que tienen les será arrebatado... bueno, casi todo, no todo, la dignidad no, la dignidad solo puede ser entregada. La dignidad viene de Dios y es el regalo que hace que los pobres sigan sembrando con amor, con paz, sin resentimiento, porque Aquel al que siguen se hizo pobre.

Lo sé, esto es un sin-sentido, pero seguramente para alguno lo tendrá. Hace poco decía a alguien que no pierdo un compañero, gano un amigo. Bendito el tiempo que nos permite caminar con gente pobre, porque es solo entre ellos que podemos encontrarnos con Dios y llegar a descubrir Su llamada a hacernos uno con Él, a hacerlo presente allí donde estemos con las palabras, con los gestos, a cada paso... Hagamos luto, sí, pero solo el necesario para volver a levantar la cabeza y remangarnos, dispuestos a construir Reino de Dios, obreros que saben todo lo que falta, pero que no desfallecen porque han visto el anticipo de la obra acabada y porque saben que no están solos, Dios construye con ellos. 

Va por cada gota que colmó el vaso y por cada gota que falta por entrar, porque es Dios el que nos capacita y hace que quede espacio libre donde creíamos que ya no había más. Cubre, Señor, nuestros vacíos y llénalos con Tu Espíritu.