sábado, 5 de julio de 2008

La vida que me hace escribir

Hace tiempo que no me decido a volver a escribir. Tengo muchos motivos para seguir haciéndolo y sin embargo, cada vez que me siento a editar mi blog, no consigo terminar aquello que empiezo.
Ya le debo artículos a casi todas las personas que quiero y están cerca. Le debo uno a mi hijo, capaz de levantar mi ánimo desde allí donde se encuentre. Uno a mi mujer, por su coherencia, su esfuerzo, su constancia, porque la administración le supo reconocer su sinceridad, para que siga así, porque la quiero...Otro a mis padres por su entereza y valentía al rehacer su vida aún en las peores condiciones. A mis abuelos, por el tiempo vivido, aunque ya se vaya acabando. A mis amigos, que luchan y aman por encima de desprecios y malestares, porque me hubiera gustado contar cómo los han insultado en el trabajo y cómo han querido robarles su dignidad aquellos que en algún momento la perdieron o ni siquiera la conocieron. A mis hermanos, únicos e irrepetibles en su capacidad para dar y amar. A la verdad, porque mientras yo calle mi parte, la parte que conozco de ella, lo que se cuenta es mentira o está incompleto. Me gustaría hacer un artículo a la gente del Último de la fila, porque gracias a ellos ya tengo canción para cuando muera, y que espero que ese día alguien cante por mí, mientras nos haremos parapetos. Al amigo que comparte conmigo sus inquietudes, sus viajes, miedos y hasta la música y palabras que lo emocionan. A mis alumnos, los que triunfan en la Vida con mayúscula a pesar del empeño de muchos por desheredarlos del puesto que les corresponde en esta Tierra, alegando su falta de productividad...
Hace mucho que no escribo pero hoy eso se acabó. Me decanto por mostrarme incluso en este vacío. Me decanto por no callar. Me decanto por empezar de nuevo porque la vida me vuelve a regalar las riendas de mi vida... y así soy feliz.