Son muchas las ideas que me vienen y van sobre este fin
de semana que hemos pasado en Andújar, pero en todas ellas hay una frase
resonando en mi interior: “Todavía no... pero estamos en ello”. Es como la Parusía
pero al revés, Dios revelado y que se hace presente pero que todavía no podemos
disfrutar plenamente. Aquí era más bien, que todavía no hemos descubierto ese
Dios que se nos hace presente y se nos pone a tiro, y trata de tocarnos el
corazón... para seducirnos completamente... Pero estamos en ello.
Nada más llegar a Andújar, en mitad de una fresca, muy
fresca noche, y entre escudos y rejas, con sus amplias y pertinentes
explicaciones, en plena “ruta turisticofestiva”, eso sí, algo más turística que
festiva. Pues ahí, justo ahí, me dieron el grato, muy grato encargo de hacer un
articulillo sobre el campo de trabajo para la revista Mies. Y claro, ese tipo
de invitación siempre obliga a abrir mucho los ojos para que no se te escape
nada y poder contar lo verdaderamente importante, o al menos, que aquello que
cuente sirva para reflejar lo que hemos vivido o para que los que no estuvieron
se puedan hacer una idea de lo que allí paso, más o menos. Con lo que llevo
escrito, todavía no... pero estamos en ello.
Bien, en medio de una ciudad que nos acoge con una
aclaración completísima de su historia, especialmente más cercana a la España
castellana que a la Andalucía mora... nuestro grupito de jóvenes ni a una ni a
otra, a ellos lo que les atrajo fue el chino que hacia esquina. Fue verlo y
sentirse como en casa. Por un momento, es posible que nos pasara desapercibido
aquel hombre, que nos hablaba, enamorado de su ciudad, de la historia de sus
predecesores en Andújar y de todo lo allí acontecido... y hombre al que le
brillaban los ojillos por poder compartir eso que tanto ama con nosotros, un
grupo de jóvenes a los que trasmitir su pasión y hacer que brote ese mismo
fuego que en él arde. En nosotros todavía no... pero estamos en ello.
Aquella misma noche, en la oración se nos recordaba que
llegábamos a Andújar enviados por Dios... pero, a la vez se nos exhortaba a
escrutar cuál era el motivo por el que cada uno de nosotros estaba allí. Y
claro, conciencia de ser enviados por Dios, lo que se dice enviados por Dios...casi.
Y leímos también la carta de Santiago, la parte que habla de la fe y de las
obras.... En fin, nosotros todavía no, pero estamos en ello.
La mañana siguiente ya fue otra cosa, había sol y risas y
un balón de fútbol, el mejor de los medios de apostolado y de integración, y
juegos de animales para conocernos (No es que fueran juegos brutos,
“entiéndasemé”, había que imitar al animal que nos tocase) y jugando jugando
recordamos a Francisco de Asís, a Teresa de Calcuta, a Carlos de Foucault y
Jesús de Nazaret, a todos ellos como mensajes subliminales, de pasada, muy
rápidamente, como para que se quedara grabado en el subconsciente sin darnos
cuenta, sin llegar a profundizar. Y en eso estábamos cuando nos subieron al
salón de actos a participar de una mesa redonda. Allí nos contaron sus luchas y
alegrías, desde el trabajo diario en la parroquia, en el colegio, a través de
asociaciones o con los ancianos en el asilo. Y nos contaron también de cómo les
llenaba de felicidad notar la mano de Dios en esa lucha y entrega constante. Y
yo pensaba (y creo que alguna de las conferenciantes también) que vaya
testimonio más lindo nos dieron... pero de una Iglesia cada vez más mayor,
tratando de ganar adeptos, o al menos tratando de contagiar entusiasmo por el
Reino y por Jesús, tratando de legar a lo jóvenes lo mejor que tienen... pero
todavía no, aunque estamos en ello.
Allí se dijo que Dios va buscando corazones donde
tocar...
Por la tarde, la actividad central: un mercadillo de
alegría y sonrisas a cambio de kilos de comida... y el Madrid-Barcelona a la
misma hora. Pero no fue tan traumático. La mayoría de nuestros jóvenes
estuvieron al pie del cañón haciendo juegos e invitando a participar a los
pocos que al principio se acercaban. Con el pitido final la cosa cambió y allí
nos juntamos muchos más jóvenes y familias con sus críos, compartiendo juntos
la tarde, los juegos y los alimentos. Había de todo, desde los jóvenes que
después de horas de ensayos y preparación cedían a la vergüenza del miedo al
ridículo, o los que directamente se escondían, pero también estaban los que no
dejaron de animar a los iliturgitanos a participar, los que desempeñaron su
tarea e incluso se involucraron en los talleres próximos al suyo, y hasta los
que con sus pocos años eran capaces de liderar alguno de los talleres hasta el
punto de perderse los demás juegos y talleres por seguir con su
responsabilidad. Y es que todavía no... pero estamos en ello.
Recogida y revisión de lo trabajado. ¿Ahora qué? Le
planteamos a los jóvenes. Era el momento de asentar lo reflexionado, tras
meditar las distintas situaciones de injusticia que se dan cerca de nosotros y
a la luz de lo vivido y rezado, ¿Qué me pide Dios? Y todavía no. Me da la
sensación que nuestros jóvenes son infantiles, y que nosotros los adultos a
veces más infantiles todavía. Es como si nos hubieran transmitido que no
podemos hacer nada. Como si no tuviéramos que luchar hasta que una de esas
situaciones injustas nos toque a nosotros directamente, me toque a mí. Muchos (No seré negativo) Algunos de los jóvenes, a la hora de aterrizar el
compromiso que iban a adquirir, lo referían a sus casas o a sus estudios, o
temas similares, nada que ver con salir de la monotonía de nuestro día a día e
implicarnos con los realmente marginados que esperan justicia. (Ahora sí, viene
el punto pesimista en mi artículo) Creo que los "mayores" no llegamos
tampoco a concretar un compromiso, al menos yo no lo hice allí. Todavía no...
pero estamos en ello.
Por la noche recordamos a Forrest Gump y su caja de
bombones, que es como la vida misma, nunca sabes lo que te va a tocar... y como
quien no quiere la cosa soltamos la bomba: Lo importante no es la vida que te
toca vivir sino el amor con el que la vives.
El domingo fue todo muy rápido hasta el momento de la
Eucaristía. Los jóvenes de San Juan de Dios llevando los juegos con los niños
de primera comunión del pueblo y contando con la ayuda de los jóvenes de los
demás centros. Y de pronto se paró el tiempo, o al menos todo se hizo un poco
más lento. Alucinante. La palabra de Dios. Ya la monición lo anticipaba:
"Jesús nos ofrece este domingo un agua muy especial". La primera
lectura concluía interrogándonos: ¿Está o no está el Señor con nosotros?
Después de todo lo ocurrido, lo hablado, lo compartido, lo vivido...¿Está o no
está el Señor con nosotros? Y contestaba el Salmo: ¡Ojalá escuchéis hoy la voz
del señor! ... porque el amor de Dios ha sido derramado en vuestros corazones,
completaba la segunda lectura. Derramado, sin medir cantidad, hasta rebosar.
Corazones encharcados del amor de Dios... Y nosotros, como la samaritana del
Evangelio cuando se encuentra con Jesús le dice: Si supieras quién te dice
"Dame de beber", le pedirías tú a Él... Todavía no, pero estamos en
ello.
Para terminar, los jóvenes de
Andújar nos regalaron un llavero. Un llavero hecho por ellos de goma-eva con el
escudo de los Misioneros de la Esperanza tallado en él, regalo al que han
dedicado meses su tiempo para que cada uno de nosotros se pudiera llevar el
suyo...me sentí querido antes de que me conocieran, me vino el salmo 139 y la
imagen del Señor tejiendo nuestras entrañas en el vientre de nuestra madre. Y
encima nos dan las gracias. Gracias a Dios y a todos los que habéis hecho
posible que vivamos esta experiencia. Nos queda mucho que andar. Qué bueno que
vamos juntos. No hemos llegado. Todavía no, pero estamos en ello.
(Comprobando las lecturas y
para refrescarlas y rezarlas descubro que las lecturas que se utilizaron ese
domingo en la parroquia se correspondía con otro año litúrgico, es decir,
confundieron los ciclos y leímos y escuchamos lo que Dios tenía preparado para
nosotros, o al menos para mí... y ahora para vosotros)
Fco. Javier Castro.
Responsable Centro Juvenil
Jesús Obrero.