lunes, 20 de noviembre de 2023

Saint Jean D'Illac

 Hoy puede ser un gran día...

J. M. Serrat

Es la melodía que me ha venido a la cabeza, hoy puede ser un gran día, quizá las haya mejores para ser escuchadas mientras escribo estas letras sobre mi estancia en el Collège de l'Estey, en Saint Jean D´Illac, pero es la que me resuena después de la experiencia. 

Es mi primer Job Shadowing con el proyecto Eramus+ del cole y ha llegado en una época poco oportuna, en el colegio estamos liados con programaciones, plan de centro, celebraciones del aprendizaje... y a nivel personal, la sobre carga de actividades de familia y de apostolado en la parroquia... 

Para más colmo, no empezó de la mejor manera posible, retraso de vuelos, malas decisiones con el alojamiento, accidente de tráfico incluido... que nos complicó el esquema de viaje y las posibilidades para recabar la información que queríamos llevar de vuelta a Málaga, para el colegio y para las familias.

Pero ahí está, como si de una película de Astérix se tratara, en una pequeña aldea de la Galia... existe un colegio que ha acogido a nuestros alumnos con gran cariño y amabilidad. Un colegio prácticamente en mitad de la nada, rodeado de árboles y tierras, a donde llegan los alumnos cada mañana montados en sus bicis y equipados para hacer frente a las intermitentes lluvias. Un centro donde los cambios de clase se producen al ritmo de las primeras notas del "Under Pressure" de Queen. Un lugar donde los tres recreos (dos cortos y uno más largo) permiten la relación entre los alumnos y el compartir de los profes.

Nada más llegar nos llama profundamente la atención el silencio y ambiente de trabajo que se respira en el centro, así como la cercanía y cordialidad del equipo directivo y del equipo docente. En más detalle, uno se da cuenta, además, de que entre ellos hay una gran unión, no solo van a una, hasta parece que estén sincronizados. En todas las clases que visité encontré, objetivos claros de aprendizaje y referencias a las competencias que estaban trabajando, agilidad y dinamismo, muchas preguntas para profundizar y para que los alumnos puedan mostrar sus aprendizajes o el descubrimiento de sus errores como esenciales para seguir aprendiendo. 

Exigencia en el comportamiento esperado y exigencia en las producciones de los alumnos, lo mismo el profesor de lengua como el de matemáticas hacían referencias al uso de las mayúsculas o las tildes en los ejercicios, fundamentales en la lengua francesa. Exigencia entendida como acompañamiento, como cuestionamiento, nunca como imposición y mucho menos infravaloración de la tarea realizada por los alumnos. Exigencia como empuje hacia el éxito. 

En las clases también encontré mucho de pensamiento reflexivo y mucho de evaluación formativa. Lo importante no es el resultado sino la comprensión del proceso para llegar a él y que los alumnos sean capaces de explicar y argumentar cada paso del mismo.

Al llegar preguntamos por los alumnos con necesidades educativas, que cómo trabajaban con ellos... ¿? y parecían no entender. Y tras su respuesta, los que parecía que no entendíamos éramos nosotros. "No hay", o "hay pocos", o "¿A qué os referís exactamente?" o simplemente...  es como si no hubiera un censo que los contabilice. Es más como si el equipo médico determinase las necesidades que pudiera tener un alumno y desde el centro los profesores ajustasen la propuesta educativa para que todos puedan avanzar. Así de simple. Cada profesor es responsable de esa adecuación. Sin más. Después en la clase vi que era así, por ejemplo, con nuestros alumnos, que me decían que los profesores hacían esfuerzos por entenderlos y por facilitarles que pudieran comprender y hacer las tareas. En una de las clases, una profesora había traducido al español los enunciados de la evaluación que había preparado, en otra se acercaban a comprobar que nuestros alumnos hubieran entendido la explicación, en otra se facilitaba el material en diferentes formatos... 

Tengo que reconocer que eché en falta algo de aprendizaje cooperativo entre los alumnos, no digo que no estuviera, los alumnos se acompañaban unos a otros, pero si llega a ser más explícito... ya sería perfecto.

Haciendo mías las palabras de Silvio Rodríguez de "El breve espacio", la escuela que he visitado "no es perfecta más se acerca a lo que yo simplemente soñé".